Una de las joyas viajeras del mundo que refleja las tradiciones y escencia del occidente y el oriente dos mundo opuesto que convergen en la hermosa Estambul, su capital, es una de las ciudades más vibrantes y fascinantes del mundo, pero el resto del país es bastante desconocido para el viajero común.
Entre sus montañas, llanuras se esconde una rica cultura, gastronomía intensa y variada que desafía del paladar de todos los que llegan a la imponente Turquía que acoge a los turistas, es considerado uno de los destinos más hospitalarios al que puede llegar un viajero.
Por ser un país inmenso es complicado realizar una lista de todos sus atractivos, pero aquí te van algunas sugerencias de lugares que tienes que ver si en tu próxima aventura alista maletas y viajas a Turquía.
Estambul
A caballo entre Europa y Asia, la antigua Constantinopla sigue teniendo el aura de ciudad imperial y diferente. Es, para muchos, la ciudad más fascinante de Europa.
Sus calles están llenas de contrastes que separan dos mundos antagónicos: oriente y occidente. Entre sus grandes y poderosas mezquitas – como la Mezquita Azul (Sultan Ahmed) y la de Santa Sofía (antigua basílica y posterior mezquita) – se alternan bares y restaurantes occidentales, como los de la zona de Beyoglu, junto a la emblemática Plaza Taksim y la Torre de Gálata. Y el Gran Bazar, una ciudad aparte hecha de tiendas de todo tipo.
Cuando navegas por el Bósforo al atardecer, el Palacio de Topkapi se recorta en el horizonte, junto al perfil de las mezquitas y las pequeñas figuras de los pescadores turcos. Con el cielo incendiado en naranja, es una de las mejores experiencias que ver en Turquía.
Cruza en el ferry al lado asiático y verás una Estambul totalmente diferente, tanto en arquitectura como en el estilo de vida. Te parecerá que estás en otro país.
Una de las mejores ciudades del mundo para caminar sin rumbo y observar el día a día de sus gentes.
Oludéniz
Incluida dentro de la Ruta Licia – y considerada como uno de sus dos puntos de inicio oficiales – se encuentra la población de Oludéniz.
Aunque muchos de los viajes a Turquía comercializados en países anglosajones lo incluyen como destino turístico veraniego y puedes encontrar demasiado lío en los meses fuertes, el resto del año es una villa tranquila que merece la pena visitar.
Su entorno natural es para disfrutarlo en barco, nadando o caminando. Calas preciosas, bosques mediterráneos, islas y la famosa Laguna Azul, una laguna natural con unos colores preciosos. También la puedes observar desde el aire, ya que muchas agencias de aventura del lugar organizan vuelos en parapente desde picos de casi 3.000 msnm.
Si te gusta el jaleo, solo tienes que venir aquí en verano y disfrutar de los muchos pubs y restaurantes ingleses que tienen fiesta hasta la madrugada.
Göreme, Capadocia
Esta ciudad se encuentra en la región de Capadocia, enclavada entre extrañas formaciones rocosas. Cientos de ellas emergen del suelo, con forma de curiosas chimeneas que se intercalan entre las casas.
Algunas de las rocas se han transformado en iglesias. Göreme posee también un museo al aire libre. Se trata de un complejo de iglesias y monasterios que se admira en su máximo esplendor desde el aire, mientras lo sobrevuelas en un globo aerostático. Es uno de los paisajes más espectaculares que ver en Turquía.
5. Pamukkale
Uno de los lugares más curiosos que ver en Turquía es el famoso spa romano de Pamukkale, en la provincia de Denizli. Su significado literal es “castillo de algodón”.
Este lugar se formó como consecuencia de una serie de terremotos y el surgir de aguas subterráneas ricas en minerales. El calcio y el carbonato de hidrógeno reaccionaron para formar carbonato de calcio y caliza, a los que Pamukkale debe su color blanco y los estanques.
Ponte un bañador, camina los 30 minutos de sendero empinado y date un baño reconstituyente en cualquiera de las pozas poco profundas de Pamukkale.
6. Sanliurfa
Más conocida como Urfa, esta población es uno de los lugares que visitar en Turquía si quieres conocer la cultura oriental del país.
En su parte antigua, una buena cantidad de edificios históricos, tanto musulmanes como cristianos, se alzan junto a casas de piedra amarilla. Los campesinos kurdos, turcos y árabes de las zonas de alrededor se acercan al tradicional bazar a realizar sus compras, mientras que los jóvenes de la ciudad van a trabajar a sus oficinas en la parte nueva.
Un buen lugar para apreciar los contrastes turcos.