Guatemala esconde tesoros para los viajeros que buscan aventura. Bajo las montañas de Chahal y rodeados de la espesa flora de una reserva natural, se encuentra un lugar poco conocido, una puerta al inframundo cuya base está cubierta de aguas color turquesa: las Cuevas de Se’tzol.
Requerirás una buena condición física y un guía para atravesar los caminos sinuosos que complican el arribo a estas cuevas. En total hay más de 20, pero se encuentran en una propiedad privada que solo permite el acceso a cinco.
Las Cuevas de Se’tzol fueron descubiertas por pobladores de la comunidad aledaña en 1932. Es considerado un lugar de importancia arqueológica debido a que fue un santuario sagrado donde los mayas realizaban ceremonias religiosas, por lo que en algunos sitios aún se llegan a encontrar vasijas.
Esta atracción natural, que tardó cientos de años en crearse, considerándose un lugar de peregrinación y adoración para la cultura Q’eqchi’ a solo tres kilómetros de San Fernando Chahal, en la comunidad Se’tzol y San José Chiyu, en Alta Verapaz, en donde se logra tener contacto con el inframundo.
Entre sus aguas vírgenes cristalinas que nacen en las montañas, estalactitas y estalagmitas que cuelgan del techo, podrás ser parte de una experiencia única: una ceremonia maya bañada por los rayos del sol que realzan la belleza de este atractivo natural rodeado de frondosos e inmensos árboles, mientras que en las cuevas prevalece el ambiente húmedo y la oscuridad poco a poco se va apoderando de la cavidad.